Por un Tazn de Sopa
Avance:
He considerado aconsejable cambiar los nombres de los caracteres principales en esta historia; un pecado venial a lo mucho. En cualquier caso, los nombres importan poco si la fuente de la historia refleja la verdad que reside bajo la situacin, y el lector seguramente reconocer a los caracteres, la identidad verdadera que ellos deberan desear.
Veinticinco aos han pasado desde que esto tuvo lugar. Para informarme ms sobre esto, habl con el psiclogo que estuvo implicado con el caso, y le pregunt por qu l hizo lo que l hizo, y su respuesta fue, Por un tazn de sopa, cambi mi carrera. Bien echo, pens entonces. Ya que despus de que l mat a su paciente, no hubieron ms asesinatos en Lima, Per. Pero me estoy adelantando a mi historia. Voy a volver veinticinco aos atrs ms o menos, y producir una narracin de histrica-ficcin (una promulgacin de lo que pudo haber ocurrido antes de su detencin).
Este era uno de los das calientes de ver ano en Lima, Per, en los ltimos l970s, no estoy seguro por qu estaba all, un lugar que podra ser, supongo tan bueno como cualquier otro. De todo lo que me enter era de una serie de asesinatos, y que la polica estaba encontrando partes de cuerpos por todas partes de la ciudad. Esto no tena nada que ver conmigo, pero yo poda al menos preguntarme cmo podra ser esto?, es decir, ser cortado en pedazos vivo y enterrar las partes de cuerpo por todas partes de la ciudad, y de repente, alguien encontrar un brazo o una pierna y decir: Hepa, mira aqu!. Todos ellos hablaban de este asesinato de masas, ellos lo llamaban: El Descuartizador de Lima.
Confieso, que yo no poda pensar en nada peor en el mundo.
Segu enterndome sobre El Descuartizador, en la radio, televisin, en los cafs; y le sobre l en los peridicos, como si no habra ninguna otra noticia ms. l era la estrella de Lima, una celebridad. Nada tan asombroso que yo no poda concebirlo en mi mente.
Lima tena s us propios problemas,sin este tipo, que yo pens ya era bastante. Era como a las 11:00 de la maana en que despert de un sueo sudoroso; tan macabro como ellos te ponen. Fui a tomar un taxi para ir a comer en el caf al que normalmente voy en Miraflores, las calles estaban tan calientes como una pistola que recin haba disparado un tiro. El polvo del viento estaba siendo arremolinado y lanzado en mi direccin.
Yo tena huevos y tocino para el desayuno; y detrs la cara de Maribel, mi camarera-una madre joven con dos hijos gemelos, era demasiado para ella, que temblaba como la mayora.
Abr el peridico para ver los actos sucios que El Descuartizador pudo haber hecho la noche anterior. Mov el papel un poco, no mir fijamente en ello, pensando que otra gente pensara que me gustaba leer la porquera horrible, aunque todos hacan los mismo. As, que no dej la pagina exponiendo sus hechos sucios demasiado tiempo.
Yo saba que algo andaba mal, mis sentidos me lo decan, me de ca que esta cadena de asesinatos era demasiado incmoda para m, para solamente dejarlo ir; pero la ciudad entera aument su inters en ello. As, anduve en el rea del parque en Miraflores, como yendo a la deriva, e hice lo mismo en la Plaza de Armas unas millas ms lejos, tratando de pensar si buscaba a mis amigos en el hotel para sondear ms sobre este asunto.
Estaba supuestamente gozando de unas largas vacaciones, y una especie de trabajo tambin. A menudo pona ambos en uno--juntos. Estaba tratando de terminar de escribir un libro y realmente no era concerniente a un caso de asesino de masas. Pero sin embargo, este se volva una preocupacin para m. Consegu alguna exposicin por ser un escritor americano en Lima, y una presentacin de mi libro anterior en una librera local. As, yo tenia alguna cobertura en el peridico, con una entrevista de televisin, y una conferencia rpida en una universidad. Esto llam la atencin de mis compaeros o colegas en el hotel, y especialmente en el bar, los escritores y reporteros quienes se suponen eran los que deberan cubrir este caso: esto es, del Descuartizador de Lima. Solamente s que contina en este pas, dijo uno de los clientes en el bar del hotel. No podemos andar en las calles de noche nunca ms dijo otro. Realmente no quera entrar ms en este asunto ni tener lstima, no por m, ni por ellos. Solamente quera seguir mi camino; t sabes, de la mquina de escribir a la mquina de escribir, del hotel al hotel. Dejar la materia espantosa para ellos.
Eramos seis de nosotros en el hotel, entre escritores y reporteros a los que llegu a conocer. En cualquier caso, hablamos del tema al alcance de la mano, El Descuartizador. Que esto sera una buena noticia, si uno de nosotros averiguaba quin era l y exponerlo.
Por m, los dije, no quera aprovecharme de las ventajas de su descubrimiento. Ninguno de ellos pareci impacientarse en la investigacin de este caso de muy cerca, aunque todos sus gastos fueran pagados por su patrn: dos muchachos de ciudad de Nueva York, otro de Chicago, y todava otro de Detroit; y todava haba otro de Lima misma; y yo del conservativo San Pablo, de Minnesota.
As que eramos seis, nosotros en el hotel en el mismo piso; de cuarto a cuarto, tres cuartos sobre un lado y tres sobre el otro. Esto me recordaba los cuarteles del ejrcito: camas y cuartos amontonados uno al lado del otro. De una manera extraa, este era un hotel donde mujeres, mujeres solas no estaban en el mismo piso que nosotros. Y los ricos estaban arriba de nosotros. Yo los vi, mientras sal a la azotea del hotel, bostezando y estirndome, tratando de borrar la noche de borrachera.
Daz
Sucedi que Daz me preocupaba. Nunca conoca a un hombre como l. No estoy seguro de donde vino l, quizs era peruano. l tena una cara delgada, una lengua larga que siempre pareca bloquear su respiracin, y cuando l abra su boca, su lengua estaba all antes de que sus dientes aparecieran. l tena el pelo negro brillante. Su boca tena una clase de mofa arrogante, como si el mundo fuera ms mudo que l, y l poda sacar hacia fuera el ingenio ellos, si as lo deseaba en un momento dado.
Daz me escogi enseguida cuando llegu al hotel. l amablemente me hizo sentir ms importante que el resto de los reporteros y escritores en el hotel. l se sentara a mi lado en la barra como todos lo hacamos para hablar de las noticias que eran dignas, y l me dira bajo su aliento, como una clase de susurro, de alguna observacin ingeniosa sarcstica.
l estaba consciente, como los dems que no era capaz de encontrar a este asesino de masas, y sin embargo critic como si l pudiera--debera intentarlo. Pero l era tan indolente como el resto. Pero no dije nada al efecto, no le prestes atencin, me dije. Djame repetir, l no estaba impresionado como todos en el hotel, incluido yo, l dijo una vez, t eres toda la decadencia complicada que es atrada al minino de vida Ah tal vez l tuvo razn, me dije. Parecemos ser algo magnticos cuando se trata de gngsteres y asesinos, hacindolos famosos, si no hroes en algn sitio a lo largo del camino. Como dije, me march solo, y solamente me pregunt si l caera en su propia categora. O l estaba muy cerca de la montaa para ver la realidad.
l tena una risa interesante, que se adhera a l como una especie de fuerza fascinante. Esto me record de un predicador carismtico que puede cambiar el sermn a su capricho.
Sabes mi amigo, dira l, A nadie le importa un comino, cmo terminar esta historia, mientras todos tus gastos sean pagados.
Daz encendi un cigarrillo, soplo el golpe de humo en mi cara, el que alej de un movimiento brusco.
Ves qu fcil es hacerte mover dijo l con un excitado velo de gusto.
Apuesto a que tu ex-esposa puede controlar cada movimiento que haces, l aadi con una seguridad en su semblante.
-La ciudad y el verano no hicieron mucho para obtener un bronceado, pareca tan severo como cualquier gringo podra ser, tan blanco es decir tan blanco como un fantasma. Muchas conversaciones con Daz me hicieron un poco cnico, si no, francamente ingenioso con los que se mofan de la sabidura de mis consejos de vez en cuando.
Yo no saba que iba a pasar a lo largo del camino, pero saba perfectamente bien que Daz hara algo, llmele intuicin militar. l mostr tendencias raras hacia el peligro, l andaba a travs de las calles como si ningn carro podra atropellarlo. l se sentaba en el alfizar como si l fuese capaz de caerse de ellos. La lista contina pero l tena sangre fra realmente pienso.
Maana en el Caf
Una noche no me un a Daz en el bar, y mientras lea el peridico de la maana en mi caf familiar en Miraflores la maana siguiente, mis adentros fueron de repente entumecido, y la mirada sobre mi cara debe haber sido doblemente mudo. Maribel me despert, queriendo saber si yo deseaba ordenar el desayuno, mientras me sent atrs en mi silla afuera del caf-de-manera-informal; sus ojos siguieron el mo detrs el papel, estaba abierto de par en par sobre la mesa, yo estaba mudo. Ella me ech un vistazo despus de mirar y comenz a rerse.
La risa debi haberme dicho, pero dije, Qu es tan gracioso?
El trfico alrededor del caf era lento, msica siendo tocada como era costumbre, pero realmente no oa mucho de esto. Yo me senta apretado.
Bien, coment.
Este es su amigo Daz- El es El Descuartizador! Pude ver que Maribel estaba interiormente en pnico.
En estos das no puedo recordar lo que dije, o incluso si rea. Pienso que lo intent, lo cual es casi tan natural en m. Todo lo que recuerdo era el silencio terrible que palpit dentro de m, hasta que alguien dijo, Oiga Usted! lo que despert tanto a Maribel como a m, y nos saco de nuestro estado de trance.
Dennis Siluk, Author/Poet
http://dennissiluk.tripod.com
(Translated by Nancy Penaloza)
Author:: Dennis Siluk
Keywords:: Short Story
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